viernes, 9 de marzo de 2012

Crecimiento si… Desarrollo?


Crecimiento si… Desarrollo?
 

Resulta difícil dejar pasar la tragedia en los trenes de la línea sarmiento. De allí, 51 personas resultaron muertas, y hubo alrededor de 700 heridos. Setecientos heridos, personas que perdieron extremidades, lesiones de medula, etc. Y la gravedad también alcanza a sus familias. Cuantas personas quedaron realmente afectadas?
El accidente de los trenes, consecuencia de la falta de inversión en el sector ferroviario, nos trae a primera plana un debate que pocos medios han tocado, y que exceden a la desinversión en los trenes; y es la falta de desarrollo que se sufre en nuestro país.
Nadie le niega a nuestra presidenta, que en el país se dieron las tasas de crecimiento más altas de la región, y la tercera a nivel mundial (China e India ostentan los primeros lugares), sin embargo, estoy en la obligación de preguntarme si las políticas que fomentan el desarrollo estuvieron acordes al crecimiento de la economía.
Se define como crecimiento económico al aumento de la renta o valor de bienes y servicios finales producidos por una economía (generalmente un país o una región) en un determinado período.
A grandes rasgos, el crecimiento económico se refiere al incremento de ciertos indicadores, como la producción de bienes y servicios, el mayor consumo de energía, el ahorro, la inversión, una balanza comercial favorable, etc. El mejoramiento de estos indicadores debería llevar teóricamente a un alza en los estándares de vida de la población.
Y se entiende por desarrollo a las mejoras en la calidad de vida de los habitantes y al aumento del bienestar en una población.
Es decir, el crecimiento se basa en índices cuantitativos, y no, cualitativos. Decimos que hay un mayor consumo, sí, pero no estamos poniendo en tela de juicio que estamos consumiendo.
Podemos diferenciar, entonces, que ambas cosas son muy distintas, y que no siempre el crecimiento económico de un país, trae aparejado que sus habitantes mejoren su calidad de vida.
Pongamos un ejemplo, bastante sencillo, y que repercute fuertemente en la economía argentina; el rubro automotor. Las ventas de autos 0Km crecieron a pasos agigantados, y alcanzaron cifras records que superaron los 800.000 patentamientos anuales. Obviando el tema de que el crecimiento del parque automotor no fue seguido por una insistente inversión en nuevas rutas y autopistas; centrémonos en qué tipo de autos son los que se venden. No podemos negar que un crecimiento de la venta de autos es uno de los indicadores más importantes y fieles de los que se vale la economía para confirmar el crecimiento de un país; además, claro está, de un aumento del PBI a “tasas chinas”, que caracterizaron a la economía argentina en los últimos años.
Lo que nadie dice, es que de los 800.000 autos patentados, el 60% corresponde a autos de entrada de gama, es decir del segmento más bajo del mercado. Autos con sistemas de motorización obsoletos, faltos de tecnología, y sobre todo, falta de sistemas de seguridad tan básico e importante como el ABS y bolsas de aire. Esto se traduce, en que en nuestro país la mayoría del parque automotor está conformado por autos con poco valor agregado, con poca tecnología e innovación; en definitiva, autos que si bien son 0km, son, en verdad, “viejos”.
Es decir, que si bien se están vendiendo más autos, lo que habría que preguntarse es que clase de autos se están vendiendo.
No es mi intención, y menos la de este artículo, criticar a la industria automotriz, que tanto ha impulsado la economía argentina.
Sí es mi intención, plasmar con un ejemplo tan sencillo la falta de políticas de desarrollo que sufre Argentina.
El desarrollo se logra, con fuertes políticas públicas que estimulen el mejoramiento del transporte público, no solo con subsidios, sino con control y regularización; con cambios en los planes de estudios y reformas en las escuelas, tanto primarias y secundarias, acompañadas claro esta de un aumento del salario docente, y sobre todo, de que se terminen de blanquear los sueldos; de la formación de empleados con alta calificación; de la mano de la creación de polos tecnológicos que fomenten el desarrollo y la innovación, y esta misma luego aplicarla a la producción, para lograr que las industrias de nuestro país fabriquen productos de alta tecnología, y no simples productos obsoletos; de una mejora en las condiciones de viviendas, para la clase media y popular; del castigo a las industrias que contaminan exageradamente el medio ambiente, y la premiación a las que lo cuidan y respetan.
Está de más decir, que el único que puede lograr esto, es el Estado; es por eso que verdaderamente espero que, no solo intervenga para asegurar un crecimiento económico, sino también, un desarrollo, para que el futuro del pueblo argentino este asegurado.

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